jueves, 25 de octubre de 2012

EL DISCO DE LA SEMANA

SOLERA: Solera (Hispavox, 1973; reedición en CD de EMI, 2000)
De lo que hablamos hoy es, simplemente, el mejor disco de pop español (y en español) de la década de los 70, así como el CONTRABANDO de Los Brincos fue el de los 60. A pesar de unas letras que pueden ser acusadas de machistas e incluso de homófobas, no podemos ni debemos olvidar que se trata de un producto de una época determinada y, en todo caso, lo que importa es la música, ¿no?
La producción de Rafael Trabucchelli, artífice del "sonido Torrelaguna", significaba que el grupo y sus canciones tendrían un envoltorio de lujo, y las canciones en su mayor parte respondieron a ese reto. Noche Tras Noche ya anunciaba las cosas buenas que vendrían a continuación en sus acordes iniciales de guitarra y ese pop beatlesco rico en coros y adornado con órgano de pegadiza letra y melodía que tan bien dominaba el cuarteto. Una Singular Debilidad, pese a su letra llena de tópicos sobre el mundo de la moda (y estereotipos sobre la singular debilidad del protagonista), es una adictiva melodía con importante piano ayudado por el órgano en los crescendos. Completa la obra la voz casi en falsete y una parte final que adopta un suave aire latino del que starían orgullosos los Rascals o un Stephen Stills también muy aficionado a ese tipo de cosas. 
Linda Prima es la primera joya del trovador dylanesco Rodrigo García, una gran letra acompañada por una instrumentación muy de pop británico al estilo de los Beatles o incluso de los Kinks, mientras que La Tempestad es pop perfecto, con un ritmo progresivo y buenos fraseos de guitarra en esta metáfora cantada y Tierra Mojada es una tonada pastoral acústica, el lado folk del grupo con flautas, coros a lo Crosby, Stills & Nash e interesantes efectos de cintas al revés en su puente. 
El Discípulo de Merlín es la crónica, velada por supuesto, de un viaje lisérgico repleto de clavicordio, cuerdas, percusiones y flautas que le otorgan un aire medievalesco a esta pieza de folk ácido. Volverás incide en la problemática de las relaciones de pareja mediante la singular prosa del dylanesco y genial Rodrigo García, e incluye la línea en la que se pronuncia la palabra que da nombre al grupo y al disco.
Hay que reconocer que a partir de este momento el disco comienza un pequeño declive debido a tres canciones que escapan del territorio del pop, digamos, underground y tienden peligrosamente hacia lo comercial y lo mal entendido como pop melódico. Recuerdo que cuando fui a comprar el disco, impulsado por lo que había oído en los monográficos de Flor de Pasión de Juan de Pablos dedicados a Rodrigo García, el tendero me comentó que se trataba de un gran disco, "con canciones como Agua De Coco Y Ron y Calles Del Viejo París". Normal que en este país se resalte y se recuerde lo menos afortunado como lo más popular, y que se eligiesen ambas canciones para componer un single. La letra de Agua de Coco y Ron es simplona, pero le salvan esos "Uuuuh" llenos de intensidad a base de teclados, batería y bajo que rompen el ritmo y que rememoran, de nuevo, a Stephen Stills y sus Buffalo Springfield. Completa el trío de pequeñas decepciones Juan, beatlesco melodrama cotidiano, eso sí, con muy buenas cuerdas. La sombra de McCartney aquí es alargada.
El disco remonta justo a tiempo para el final con Tiempo Perdido, machista pieza con gran guitarra, una gema pop con Los Beatles de nuevo como referencia pero en esta ocasión fijándose más en Harrison. Y como intachable colofón, la edición en CD añade un tema extra no editado en su momento probablemente por su atrevida letra, Jovencita, otra maravilla de Rodrigo García que debería haber formado parte del disco como parte indispensable de esa trilogía de canciones del autor, y que musicalmente se nutre de un encantador piano y arpegios de guitarra.
Y hasta aquí la historia de los talentosos compositores y multinstrumentistas José Mari Guzmán, los hermanos José Antonio y Manuel Martín y Rodrigo García (ayudados por gente como el prestigioso batería de estudio Regolí). Guzmán y García decidieron entonces formar los mucho más exitosos y reconocidos, pero menos interesantes, Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán. Pero eso, amigos, es otra historia...
David

martes, 23 de octubre de 2012

LOS CINCO PRIMEROS DISCOS DE STEVE MILLER BAND, REEDITADOS!

En el mes de julio loaba, como uno de mis discos de la semana, las inmensas virtudes contenidas en el BRAVE NEW WORLD de la Steve Miller Band, al tiempo que clamaba contra el hecho de las pobres y anticuadas -y caras- versiones en CD de Capitol que circulaban de esa magistral obra primeriza del genio de la guitarra y de sus otros cuatro primeros álbumes. Pues bien, pocos meses después me encuentro con la jubilosa noticia de la reedición de los cinco (¡CINCO!) discos que van de 1968 a 1970 de Steve Miller y los suyos en versiones en CD actualizadas, con el amigable formato digipack y con libretos ampliados (bueno, en las versiones previas NO existían libretos). La única pega, y bastante grande, es la escasísima presencia de bonus tracks entre los cinco discos, más bien la ausencia de material adicional en la mayoría de ellos cuando a buen seguro existe material no publicado, o caras B, o versiones en directo inéditas. Una de las ventajas del formato de disco compacto es la posibilidad de ampliar el disco original, y en este tipo de reediciones de obras clásicas ya se supone una estrategia imprescindible en la mayoría de los casos.
En cualquier caso, esta maniobra de Edsel Records es bien recibida y supone una necesaria puesta al día del catálogo inicial de la banda californiana de rock y blues impregnados en ácida psicodelia compuesto por CHILDREN OF THE FUTURE (1968, un bonus track), SAILOR (1968, sin bonus), BRAVE NEW WORLD (1969, sin bonus), YOUR SAVING GRACE (1969, sin bonus) y NUMBER 5 (1970, sin bonus).
David

viernes, 19 de octubre de 2012

EL DISCO DE LA SEMANA

 
CULPEPER'S ORCHARD: Culpeper's Orchard (Polydor, 1971; reedición en CD por Progressive Line, 2001)
La historia de cómo llegué hasta este disco es la misma de tantos otros de mi modesta colección: escuchar a los sabios y tomar buena nota. Y uno de esos sabios es Luis dB, quien me descubrió este LP en una de sus sesiones de Islas de Robinson, programa que a menudo a sustituido a mis viejos fanzines y modzines de los 90 como fuente de información para la búsqueda de viejas joyas sonoras.
Los Culpeper's Orchard fueron una banda danesa que, armados de excelentes fuentes de inspiración y destreza instrumental y compositiva facturaron esta maravilla de disco en 1971. No sé mucho de la escena musical danesa de los 60 y 70, pero de inmediato me maravilló la colección de canciones debidas en su mayor parte al cantante y guitarrista Cy Nicklin y la brillantez de su sonido gracias a una producción impecable. Veamos, pues, lo que nos ofrece El Huerto de Culpeper.
Una introducción folkie a base de banjo y voz totalmente folk en Banjocul que no nos permite adivinar lo que nos espera a continuación, y esto es Mountain Music Part I, potente hard rock a toda mecha con agresivas guitarras eléctricas de incendiarios solos y todo construido sobre una sueva alfombra tejida de clavicordio, sobre todo en su primera parte, antes de un cambio melódico propio de alguna otra banda de rock melenudo inglesa contemporánea que nos conduce, gracias a otro nuevo cambio melódico y de ritmo, al final de la pieza mucho más relajado, con amplios desarrollos guitarrísticos y de espíritu progresivo. Deja sin aliento, de verdad.
Hey You People es una pequeña pieza de pop de aires californianos, cantada a dos voces, que nos ayuda a enlazar con la primera de las dos grandes joyas del disco, Teaparty For An Orchard, psicodélica composición construida sobre una dinámica y potente batería, de melodía absolutamente adictiva, con un ajustado y efectivo efecto de eco sobre la voz en diversas partes de la pieza y órgano que cimbrea a lo largo de la misma, y tras un extraño y ácido puente en la que la instrumentación casi desaparece, ésta se reanuda hacia los tres minutos y quince segundos con toda la furia de la guitarra acompañada por una percusión a base de cencerro, todo muy 70's, impecable.
Ode To Resistance arranca encuadrándose como folk progresivo, a base de guitarras acústicas, flauta y gentil voz, pero de nuevo los Culpeper's nos engañan con su especialidad, los cambios de ritmo, y poco después del minuto de canción esta se vuelve un animal salvaje y eléctrico, para luego volver a terrenos más calmos en los que desarrollar más adecuadamente la historia narrada, y así una y otra vez... rock progresivo en su mejor expresión, original, melódico y lleno de energía sin pretenciosidad. 
Your Song & Mine es la otra joya de la corona, una composición de hard rock progresivo oscuro, muy en la línea de unos Mighty Baby de su primer disco, con excelentes voces y potentes guitarras en una canción marcada por una serie de crescendos melódicos (que se esperan impacientemente por parte del oyente cada vez que se escucha) impulsados por un clavicordio que suena celestial. Gideon's Trap es composición del bajista Michael Friis, bonita canción de aires tranquilos y perfecta instrumentación, destacando otra vez la contundente batería de Rodger Barker que despliega multitud de recursos y florituras a lo largo del minutaje.
Blue Day's Morning fue escrita por el guitarra principal Niels Henriksen, delicada canción a base de guitarras acústicas y voces en coro que de inmediato recuerda al primer LP de Crosby, Stills & Nash y que es la antesala a Mountain Music Part 2, más desarrollos de hard rock progresivo excelentemente cantado y con partes de boogie rock trotón y minutos finales de tormenta eléctrica que muy bien podrían haber los T2.
Un disco alucinante, un tratado de cómo hacer un disco de género tan ecléctico y mutante, no muy difícil de conseguir y una obra redonda de una banda que entregó otros dos elepés que merecerán una más que debida escucha, SECOND SIGHT (1972) y GOING FOR A SONG (1972).
David

miércoles, 17 de octubre de 2012

THE CHEMISTRY SET: NUEVO 7"!

A la siempre bulliciosa redacción de Making Time ha llegado la noticia de la publicación de un nuevo single con tres canciones de la renacida banda británica de pop psicodélico The Chemistry Set a cargo del sello Fruits De Mer Records. El lanzamiento oficial será el 20 de octubre, el artefacto será un vinilo de color y las tres canciones no tienen desperdicio para los seguidores de estos ácidos sonidos.
Come Kiss Me Vibrate And Smile se aleja de las raíces del pop psicodélico de los 60 y es una vuelta al origen de la banda, con un sonido muy de los 90; aderezado con abundante Mellotron y efectos de estudio, podría haber sido un hit en los años del brit-pop, con unas estructura, melodía y estribillo totalmente deudores de aquellos años. De título pinkfloydiano, Time To Breathe es la composición más psicodélica-progresiva del single, de ritmo más pausado, desarrollo más extenso y ácida coda, combinando hábilmente la base rítmica con guitarras acústicas y guitarras eléctricas que resbalan sus notas a lo largo de la misma, tal cual el blues espacial de David Gilmour. Y las voces son muy deudoras de los Floyd de los 70, también. Para cerrar el disco, su versión del clásico de los Tomorrow Hallucinations, gema incluida en su legendario y único LP y que personalmente siempre ha sido una tonadilla favorita mía. Su versión le otorga a la composición un aire más contemporáneo, añade una guitarra solista que se luce en el solo y en la parte final y, curiosamente, es que la posee un sonido más limpio y menos adornado con matices psicodélicos de la tres, pese a que la original no era precisamente parca en ese aspecto.
Un disco muy interesante y muy bien producido y con tres estupendas canciones en una edición limitada que promete agotarse pronto. Dos composiciones propias que los fans de la psicodelia 60's puesta al día de inmediato apreciarán y una versión... y si esa versión recupera un tema del repertorio de los míticos Tomorrow, todo son parabienes!
David

miércoles, 10 de octubre de 2012

EL DISCO DE LA SEMANA

THE SMOKE: The Smoke (Sidewalk/Tower, 1968; reedición en CD por Kismet Records, 2010)
Qué prodigiosa década en la que se facturaron una cantidad increíble de obras maestras que pasaron desapercibidas, ahora artilugios sonoros de culto afortunadamente redescubiertos. El talento desbordante de jóvenes inquietos y arrebatados por la música y la posibilidad de grabar discos repletos de canciones con más que suficientes medios aunque su impacto comercial fuese previsiblemente escaso hacen de esos años una fuente casi inagotable de pequeñas joyas que tras su escucha pasan a engrosar un tesoro musical incalculable.
THE SMOKE es una de esas obras, una rareza fabricada en la Costa Oeste norteamericana que debe pasar a considerarse una pieza fundamental del soft pop y del pop psicodélico y barroco junto a obras de Left Banke, Harpers Bizarre, Millennium, Sagittarius, las producciones de Curt Boettcher, los Association, los Beach Boys, etc.
Una colección de canciones de sonido impecable con un responsable casi único: Michael Lloyd, joven músico y prodigio de los estudios de grabación, compositor, multinstrumentista y productor que había militado en la primera formación de la West Coast Pop Art Experimental Band y con los que grabó su VOLUME I y luego fue apadrinado por Kim Fowley. Junto a un guitarrista y a un batería, que aportaron su labor al disco, aparece en la portada (además de Jimmy Greenspoon de los Three Dog Night, que ni siquiera participa en el disco), pero The Smoke nunca fueron una banda real, más bien un proyecto de estudio para desarrollar las ideas de Michael Lloyd.
El LP se inicia con el particular homenaje de Lloyd al single de 1967 de los Beach Boys Heroes and Villains titulado Cowboys and Indians, tema de intenso y rico sonido con gran presencia de teclados y armonías vocales y el toque psych del theremín. Looking Thru The Mirror es la pieza más soft pop del disco, rememorando a unos Beach Boys de 1965-1966, Sunshine Company o unos lejanos en la distancia pero no tanto en el sonido pop que conseguían Free Design. Self-Analysis contiene, de nuevo, un familiar aire a los Beach Boys y su costumbrismo alucinado pero en esta ocasión de su etapa del LP FRIENDS, minimalista en instrumentación, delicada y bizarra. 
Gold Is The Colour Of Thought es una composición que muestra la habilidad de Lloyd para tratar con partes orquestadas y al mismo tiempo otras propias del rock, una producción con abundante uso del eco e influencia muy de los Beatles, con una lujosa coda plena de orquestación. The Hobbit Symphony, que enlaza con el pequeño interludio The Daisy - Intermission, es curioso pero quizás lo menos interesante del LP, un tema que arranca como un rock de sonido de San Francisco con guitarra afilada sobre un ritmo de R&B insistente y que da paso a una parte con guitarra de instrumental western, una sinfonía de bolsillo a lo Beach Boys con inclusión de un fragmento de una canción de inmediato reconocible, el Coconut Grove de los nunca suficientemente ponderados Lovin' Spoonful. 
La cara B del LP es como una suite en la que todas las canciones componen un bello conjunto, empezando por el pop de altos vuelos de Fogbound lleno de armonías vocales, profusión de instrumentación (incluso con un pequeño toque soul con los metales) a lo Association y un guiño al Lucy In The Sky With Diamonds en sus momentos finales. Asombroso. Song Thru Perception y Philosophy son dos estupendas composiciones de soft pop barroco que parecen extraídas de un LP de Left Banke, con más protagonismo de los ricos arreglos vocales en la segunda, muy propia de un inspirado Brian Wilson. Umbrella, una de mis favoritas, es estupendo pop de aires ingleses tal cual lo hubiese hecho otro gran desconocido, Billy Nichols.
Y tras Ritual Gypsy Music Opus I, las dos últimas canciones de este corto pero encantador álbum, la vigorosa October Country repleta de clavicordio que contrasta con el suave arreglo vocal, y el pop intenso con imaginativa melodía llena de cambios, importantes metales, guitarra de sonido electrónico y batería de profundo efecto de Odyssey.
Una obra plenamente recomendable para aficionados al pop psicodélico y para degustadores de buen pop, imaginativo y complejo, a cargo de un pequeño genio que posteriormente a esta aventura hizo fortuna con sus producciones, incluso la de la banda sonora de Dirty Dancing en los 80. Me alegro por él y su éxito, y que no haya pasado penalidades como tantos otros genios del pop más underground!
David

miércoles, 3 de octubre de 2012

EL DISCO DE LA SEMANA

 
THE VAGRANTS: I Can't Make A Friend 1965-1968 (Light In The Attic Records, 2011)
Los Vagrants siempre serán recordados por dos cosas: su versión del Respect de Otis Redding y por incluir en sus filas a Leslie West, héroe de la guitarra con sus Mountain. Pese a ser considerados de forma bastante usual como una banda de garage (por su inclusión en el recopilatorio Nuggets), la realidad es que los Vagrants poco se acercaron a los furiosos y acelerados R&B llenos de angustia adolescente como nos revela el excelente recopilatorio a ellos dedicado por Light In The Attic Records que incluye sus seis singles tanto en vinilo como en un bonito CD digipack con un inmenso libreto con un gran texto biográfico a cargo de Mike Stax y multitud de fotos de la banda.
Los Vagrants editaron 7" en tres sellos, siendo el primero de ellos Southern Sound, que tuvo el atrevimiento de incluir en su primera cara A una composición propia del grupo, Oh Those Eyes, R&B bañado en beat con pandereta insistente, guitarra protagonista y arrastrada voz rhythmanblusera. La cara B fue cedida a You're Too Young, producción con un ambiente similar a las de Shadow Morton o Phil Spector para un tema beat muy deudor de los Zombies.
Tras este debut prometedor pero no deslumbrante, la banda se rindió a la influencia del más arrollador grupo surgido en Nueva York en esos momentos, los Young Rascals y su sonido de Hammond B3, a lo que los Vagrants respondieron añadiendo ese teclado y la propuesta de ralentizar y alargar dramáticamente versiones de temas soul y de otros como Satisfaction, sobre todo en directo, su gran especialidad que nunca se vio reflejado en sus grabaciones en estudio.
Vanguard fue el sello que acogió su segundo y tercer discos en 1966, comenzando con I Can't Make a Friend/Young Blues, la primera de ellas ya plenamente soul, con sección de cuerdas que suenan como un Mellotron y contundente base rítmica y Hammond que proporciona un insistente fondo musical a toda la pieza. La segunda es un R&B con armónica y suave voz solista y coros que recuerdan a los Byrds, lo que le otorga un ligero aire folk rock que se repite en su siguiente cara A, Final Hour, pop soul a lo Young Rascals con más protagonismo de la guitarra y dulces coros. Su cara B consistió en Your Hasty Heart, una balada poco trascendente con inclusión de bongos en la percusión, a la manera de, de nuevo, los Rascals. Ambos temas fueron compuestos para los Vagrants por un joven músico, Bert Sommer, en lo que fue el inicio de una colaboración entre ambos que duró hasta su último 7" en 1968.
Su primer single de 1967 estaba integrado por Respect y I Love, Love You (Yes I Do), elecciones que  refuerzan aún más su sonido soul y las conexiones con los Rascals ya que estaban producidos por el hermano del Rascal Eddie Brigati, David Brigati, que se había convertido también en su mánager, un impulso para la banda pero que sin embargo tomó decisiones un tanto controvertidas como que la cara B estuviese grabada por músicos de sesión (entre ellos el gran Bernard Purdie a la batería) salvo la guitarra de Leslie West y las voces del grupo. Su lectura arrolladora y abrasadora del Respect se ha convertido en un estándar del pop de los 60 gracias, sobre todo, a su inclusión en los Nuggets (su repercusión en el momento de su edición se vio muy mermada por la competencia de la versión de Aretha Franklin lanzada por la misma compañía poco después!). El uso del órgano y la incisiva base rítmica son sus sellos de identidad, al igual que en la cara B en la que aparecen unos coros aún más rascalianos y un solo de guitarra breve pero intensísimo de Leslie West.
Justo a tiempo para el verano del amor, en agosto del 67, la banda ofrece su segunda producción para Atco bajo la protección de Felix Papparlardi, que les eleva al Olimpo del rock del momento al hacerse cargo de la producción de este single, recién finalizado su trabajo en el DISRAELI GEARS de Cream o con los Youngbloods, y los introdujo justo a tiempo en la psicodelia con el pop de nuevo escrito por Sommer junto al propio Papparlardi en Beside The Sea y A Sunny Summer Rain, dos piezas de ralentizado tempo respecto a sus anteriores singles con un protagonismo evidente otorgado a la guitarra fuzz de Leslie West.
Tres canciones producidas por Papparlardi fueron suficientes para otorgar una nueva dirección a la banda y para en cierta manera provocar su paulatina desintegración. La tercera fue And When It's Over, cara A del último single de los Vagrants en 1968, más pop de aire dramático, sonido expansivo y profundo con una omnipresente guitarra. Para la cara B se recurrió a una grabación de 1967 producida por Dave Brigati, I Don't Need Your Loving, compuesta por el teclista Jerry Storch y que recuerda bastante a los arreglos utilizados para el Respect pero con el espíritu garagero que a veces exhibía el grupo.
Y ese fue el final de los Vagrants; la desbandada de sus miembros culminó con el salto definitivo a la fama de su guitarrista Leslie West y su banda, los monolíticos Mountain, siempre loados por los más acérrimos y puristas seguidores de los guitar heroes. Seis singles, doce canciones que según los que pudieron verlos en directo no reflejan el potencial del grupo sobre el escenario, pero que componen un más que respetable corpus musical por fin reunidos en un solo disco para los fans de oscuras, o no tanto, bandas de los 60.
David