Esa etapa de los Beach Boys no es mi favorita, pero no se les puede negar a esos tres primeros LPs la tremenda energía, vitalidad y capacidad evocadora de dorados veranos de la Costa Oeste, de playas de brillante arena repletas de animados jóvenes que escapan de la tiranía adulta o, al mismo tiempo, de casi salvajes parajes donde el Surfero Solitario se enfrenta a las olas; de suaves atardeceres animados por una hoguera al borde del mar y de la llamada del surf. Además, tenemos en esos discos unos primeros ramalazos del talento de Brian Wilson y de las intrincadas y fascinantes melodías vocales del resto del grupo (y el innato talento para el pop de Mike Love o Carl Wilson, también), y los primeros ensayos que cimentaron en algunas de las obras pop más fascinantes jamás creadas.
¡Feliz verano!