THE ISLEY BROTHERS: 3+3 (T-Neck, 1973; reeditado en cd por Epic-Legacy con bonus track)
De lo que hablamos hoy en Making Time es, simplemente, uno de los mejores discos de soul de los 70 y, por ende, de todos los tiempos. Superada su interesante pero algo errática etapa en Motown y la nueva dirección encontrada en Buddah Records, los Isleys se convirtieron en una engrasada máquina de funk y de soul melódico, un funk hiper-bailable en un disco dominado, como es obvio, por la dulce voz de Ronald Isley, pero que deja espacio suficiente para arrebatadores y llenos de groove espacios instrumentales, usualmente al final de las canciones en los que son protagonistas los teclados y sobre todo las afiladísimas guitarras de Ernie Isley.
El disco se abre con una de las grandes canciones del funk más accesible, That Lady y su guitarra distorsionada, el sonido más representativo del disco aparte de las voces de los hermanos, claro está, que lo pone a la altura de los mejores temas del P-Funk de George Clinton; además, congas, órgano, piano, sintetizador Moog y el clavinet (un clavicordio electrificado) del cuñado de los Isleys, Chris Jasper.
Otra de las habilidades del grupo en los 70 y presente en el disco era llevar canciones de pop al soul y al funk, mejorándolas normalmente, como Don't Let Me Be Lonely Tonight del sosísimo James Taylor, Listen to the Music de los Doobie Brothers, Sunshine de Jonathan Edwards y la magnificiencia de Summer Breeze de Seals & Crofts, bella e hipnótica, pieza que crece poco a poco y en la que las voces de los Isleys brillan como nunca.
El soul melódico que mencionábamos antes está perfectamente construido en You Walk Your Way, cuyo sonido nos transporta a las composiciones de Al Green y las producciones del sello Hi, con la presencia del clavinet, la especial importancia de la percusión y la voz de Ronald tan cercana a la del predicador Al Green también en If You Were There y What It Comes Down To.
La funk y más oscura Sunshine (Go Away Today) es pariente cercana de la producción de Stevie Wonder de ese período, y la reflexiva The Highways of My Life es una finísima combinación de sintetizador, piano, guitarras, la potente base rítmica y voces celestiales, de nuevo influencias cruzadas con Wonder, que cierra el disco.
Como bonus que completa aún más este fascinante disco, una incendiaria versión en vivo de That Lady. Como no, ¡recomendadísimo!
by David
lunes, 22 de noviembre de 2010
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