EL DISCO DE LA SEMANA

MARSHALL CRENSHAW: Marshall Crenshaw (Warner Bros., 1982)

Pensando en música para estas festividades, hoy reseño un disco especialmente luminoso, mucho más luminoso, por supuesto, que la vida real. Un compendio de refinado pop y grandiosas melodías que asume mucho de lo mejor de la música pop de los 50 y 60 y los escupe con la energía, el empuje y el gusto por las guitarras de la escena musical más interesante y divertida de finales de los 70 e inicios de los 80.

Este disco ocupa un lugar preferente en mi colección; en primer lugar, porque sencillamente es magnífico. En segundo lugar, porque fue de los primeros que adquirí para mi incipiente colección (por 995 pesetas en aquel viejo catálogo de venta por correo llamado Discoplay...) y me dejó bien claro cuál era el camino a seguir. Un camino serpenteante muchas veces y con muchas aristas, pero cuya base siempre es la misma: el pop, el buen pop.

Tremendamente popular en su momento por el single Someday, Someway (esa intro de guitarra es perfecta, y nos demuestra lo deudor que era Crenshaw en ese momento de Buddy Holly), el disco nos descubre un habilidoso creador de melodías y estribillos, desde el inicio con There She Goes Again totalmente deudor del primer Elvis Costello, Girls (que debieron escuchar mucho en su momento Crowded House...) y Mary Anne (joya pop de principio a fin), mis favoritas del disco, I'll Do Anything y Not For Me y sus aires británicos, quizá a lo Joe Jackson, las irresistibles Rockin' Around in N.Y.C. y Brand New Lover, la "buddyhollyesca" The Usual Thing, además de She Can't Dance y Cynical Girl, tratados de como poner al día todo el pop grabado por músicos blancos en Norteamérica a finales de los 50 y una versión devota de ese período y del R&B, Soldier of Love de Arthur Alexander.

Con una producción más contenida, sobria y menos nuevaolera de Richard Gottehrer, habitual productor de los discos de Blondie, esta obra me arrebata el corazón...

by David