Y manteniendo la identidad del grupo, pese a la actualización de su sonido pero siempre respetando el estilo que los hizo unos favoritos en la escena del garage mundial, los miembros fundadores David Aguilar, voz de sus himnos más emblemáticos, junto al batería Gary Andrijasevich y el guitarrista Tim Abbott,que estuvo presente a partir de 1967 y en su último LP clásico, ONE STEP BEYOND. Completan la formación la eminencia en la historia del rock de los sesenta Alec Palao al bajo y el guitarrarista Derek See.
Editado por Dirty Water Records y disfrutable en su bandcamp, sobrevuela por el disco un aire contestatario y letras reivindicativas que denuncian la situación de la Norteamérica actual desde la crisis de 2008, con más impacto si cabe ante el empuje de las piezas más garageras como en Secret Rendezvous, cargada de Fuzz, o en Judgement Day, más psicodélica con sus aires orientalistas que mutan en una muy ambiental composición con guitarras acústicas y armónica que refleja sonidos del Medio Oeste.
Las inclinaciones psicodélicas de la Watchband continúan en This Is My Voice y su ritmo medio sobre el que la guitarra traza arpegios continuamente, y sobre todo en Bombay Pipeline, instrumental orientalista con sitares eléctricos que se entrecruzan y tablas, emulando las aportaciones de Ed Cobb a los discos clásicos del grupo.
En Bed introducen el uso de otros instrumentos como el clavicordio en una canción más cercana al rock independiente 90s. El rock de aires clásicos eficazmente ejecutado cierra el disco con Till The Daylight Comes, en la que buscan la esperanza y el fin de los momentos más oscuros que un nuevo día les traerá.
Redondean el disco tres versiones. Dos Nuggets impepinables como son Talk Talk de los Music Machine y I Can't Seem To Make You Mine de los Seeds, en la que mantienen los teclados intrincados y la guitarra punzante mostrando sus respetos hacia contemporáneos tan míticos como ellos de la escena de garage y psicodelia y manteniendo la tradición de ofrecer sus lecturas de canciones ajenas en sus elepés, más Desolation Row de Bob Dylan, manteniendo la rudeza de la instrumentación básica y el carácter narrativo de la original, y saludando al maestro que también aportó una importante parte de su repertorio clásico con la estremecedora versión que hicieron de Baby Blue en 1968.
Tanto para fans de siempre de Chocolate Watchband como para recién llegados a la escena garage-punk-psicodélica, un artefacto más que recomendable que no hace sino enriquecer el legado musical de estas leyendas!
David
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