TOMMY JAMES AND THE SHONDELLS: Crimson & Clover (Roulette, 1968)
Qué mejor forma de empezar el año que con un disco absolutamente lleno de clásicos, una maravilla pop de principio a fin apropiadamente aderezada con psicodelia a cargo de una banda en estado de gracia. El sexto disco de un grupo que había sido totalmente remozado en 1966 pero que en 1968 se encontraba en plenitud de facultades, tanto en la interpretación como en la composición ya que la mayor parte de canciones del disco llevan la firma de Tommy James y de su batería Peter Lucia.
Injustamente encasillados dentro del género del bubblegum pop, Tommy James llevaba ya una larga trayectoria cuando se forjó ese estilo, y en 1968 estaban él y los suyos totalmente imbuídos en la psicodelia. Como no podría ser de otra manera, el LP se abre con Crimson and Clover, un single que alcanzó el número uno en Estados Unidos, el triunfo de un estilo musical underground que enfocado sabiamente podía llegar a convertirse en un éxito masivo, y eso que utiliza sin reparos todo tipo de trucos de estudio (vocoder, phasers...) para convertir la bella y pegadiza melodía en casi seis minutos de ácido y levitación.
Kathleen McArthur y I'm a Tangerine, ésta última con letra absurda y lo más próximo que hay en el disco al bubblegum, son otras dos piezas de perezosa psicodelia con algunos arranques de guitarra fuzz, maravillosos ejemplos de un trabajo de producción imaginativo y libre en su justa medida. Para cerrar la cara A, la única pieza no compuesta por el grupo y un absoluto clásico de garage-soul, Do Something to Me. Bueno, tras ella hay unas breves y discordantes notas al piano, quizá inspirándose en como los Beatles cerraban su disco con una larga nota del mismo instrumento. Un detalle de esos que identifican claramente un disco con un período...
La cara B se abre con otro éxito comercial, un número dos en las listas en la que el grupo se pone en la piel de otros titanes, los Rascals, y facturan en Crystal Blue Persuasion una pieza de pop envuelta en sonidos latinos y suave soul. Tal fue la importancia e impacto de este LP que composiciones del grupo que no supusieron singles para ellos fueron aprovechadas por otros músicos y con bastante éxito, como son los casos de la agridulce melodía de Sugar On Sunday que versionearon los sensacionales The Clique (los norteamericanos, no los ingleses) y el trallazo de I'm Alive, grabada posteriormente por, entre otros, Don Fardon. Uno de esos clásicos subterráneos de los sesenta, la versión del inglés gana por muy poco en intensidad a la original, apoyada en una pandereta que incita al baile y brutales toques de guitarra fuzz. Smokey Roads es más pop psicodélico de primera mientras que Breakaway mezcla de nuevo el pop y el soul al mejor estilo Rascals.
Para finalizar, un reprise de Crimson and Clover para cerrar un LP magnífico, impecable. Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión pero qué tiempos aquellos en las que todas las canciones de un disco eran buenas, ¿eh?
David
Qué mejor forma de empezar el año que con un disco absolutamente lleno de clásicos, una maravilla pop de principio a fin apropiadamente aderezada con psicodelia a cargo de una banda en estado de gracia. El sexto disco de un grupo que había sido totalmente remozado en 1966 pero que en 1968 se encontraba en plenitud de facultades, tanto en la interpretación como en la composición ya que la mayor parte de canciones del disco llevan la firma de Tommy James y de su batería Peter Lucia.
Injustamente encasillados dentro del género del bubblegum pop, Tommy James llevaba ya una larga trayectoria cuando se forjó ese estilo, y en 1968 estaban él y los suyos totalmente imbuídos en la psicodelia. Como no podría ser de otra manera, el LP se abre con Crimson and Clover, un single que alcanzó el número uno en Estados Unidos, el triunfo de un estilo musical underground que enfocado sabiamente podía llegar a convertirse en un éxito masivo, y eso que utiliza sin reparos todo tipo de trucos de estudio (vocoder, phasers...) para convertir la bella y pegadiza melodía en casi seis minutos de ácido y levitación.
Kathleen McArthur y I'm a Tangerine, ésta última con letra absurda y lo más próximo que hay en el disco al bubblegum, son otras dos piezas de perezosa psicodelia con algunos arranques de guitarra fuzz, maravillosos ejemplos de un trabajo de producción imaginativo y libre en su justa medida. Para cerrar la cara A, la única pieza no compuesta por el grupo y un absoluto clásico de garage-soul, Do Something to Me. Bueno, tras ella hay unas breves y discordantes notas al piano, quizá inspirándose en como los Beatles cerraban su disco con una larga nota del mismo instrumento. Un detalle de esos que identifican claramente un disco con un período...
La cara B se abre con otro éxito comercial, un número dos en las listas en la que el grupo se pone en la piel de otros titanes, los Rascals, y facturan en Crystal Blue Persuasion una pieza de pop envuelta en sonidos latinos y suave soul. Tal fue la importancia e impacto de este LP que composiciones del grupo que no supusieron singles para ellos fueron aprovechadas por otros músicos y con bastante éxito, como son los casos de la agridulce melodía de Sugar On Sunday que versionearon los sensacionales The Clique (los norteamericanos, no los ingleses) y el trallazo de I'm Alive, grabada posteriormente por, entre otros, Don Fardon. Uno de esos clásicos subterráneos de los sesenta, la versión del inglés gana por muy poco en intensidad a la original, apoyada en una pandereta que incita al baile y brutales toques de guitarra fuzz. Smokey Roads es más pop psicodélico de primera mientras que Breakaway mezcla de nuevo el pop y el soul al mejor estilo Rascals.
Para finalizar, un reprise de Crimson and Clover para cerrar un LP magnífico, impecable. Creo que ya lo he dicho en alguna ocasión pero qué tiempos aquellos en las que todas las canciones de un disco eran buenas, ¿eh?
David
1 comentario:
Un disco pegadizo, de tararear y tener los temas metidos en la cabeza durante días.
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