TREES: On The Shore (CBS, 1970; reedición en cd de Columbia)
Aahh, qué maravilloso el folk rock británico que creció acústico en pequeños clubs de folk tradicional frecuentados por universitarios y estudiantes de escuelas de arte, al estilo de lo que sucedía en Norteamérica y sus beatnicks, y que se volvió ácido, melenudo y psicodélico a partir de 1967 hasta bien entrada la década de los 70... No sé por qué, pero siempre que escucho un disco de este género me da la impresión que en ellos se encontraba la música popular más innovadora de esos años, muchísimo más que el incipiente hard rock, los primeros pasos de la incursión de la electrónica en la música pop, los cambiantes ritmos de la música negra o los Beatles. Eso, por supuesto, pese a estar fuertemente anclada en músicas tradicionales e incluso en algunos momentos ancestrales.
Además, como buen degustador del trabajo de las secciones rítmicas en el rock, estos discos de jóvenes folkies psicodélicos son todos excelentes ejemplos de bajos y baterías dinámicos, versátiles, potentes, donde mejor y más originalmente se expresa esta adaptación del rock a la música tradicional británica, como si de algo natural se tratase y la música creada varios siglos atrás supiese de antemano que debía esperar pacientemente la llegada de estos hippies del siglo XX para insuflarles toda esa potente energía multicolor. Ninguno se suele escapar de este enriquecimiento mútuo, ni los clásicos del género (Fairport Convention, Pentangle y sus bases rítmicas más jazzy, etc.) ni los ejemplos menos afortunados del mismo, como puede ser la aventura de Sandy Denny en sus Fotheringay (inmensos por otra parte cuando interpretaban los temas de Denny, menos acertados cuando ella se retiraba del primer plano).
Y este disco de los Trees, su segundo LP, es una de las obras más memorables del género. Tremendamente influenciados por los Fairport Convention y con un equilibrio en sus discos entre adaptaciones de canciones tradicionales y composiciones propias, un cuarteto de fabulosos instrumentistas acompañaban a otra de las grandes vocalistas del momento, Celia Humphris, capaz de adoptar una sorprendente cantidad de registros, como en el tema Murdoch, donde se dobla a si misma en distintos tonos.
Aahh, qué maravilloso el folk rock británico que creció acústico en pequeños clubs de folk tradicional frecuentados por universitarios y estudiantes de escuelas de arte, al estilo de lo que sucedía en Norteamérica y sus beatnicks, y que se volvió ácido, melenudo y psicodélico a partir de 1967 hasta bien entrada la década de los 70... No sé por qué, pero siempre que escucho un disco de este género me da la impresión que en ellos se encontraba la música popular más innovadora de esos años, muchísimo más que el incipiente hard rock, los primeros pasos de la incursión de la electrónica en la música pop, los cambiantes ritmos de la música negra o los Beatles. Eso, por supuesto, pese a estar fuertemente anclada en músicas tradicionales e incluso en algunos momentos ancestrales.
Además, como buen degustador del trabajo de las secciones rítmicas en el rock, estos discos de jóvenes folkies psicodélicos son todos excelentes ejemplos de bajos y baterías dinámicos, versátiles, potentes, donde mejor y más originalmente se expresa esta adaptación del rock a la música tradicional británica, como si de algo natural se tratase y la música creada varios siglos atrás supiese de antemano que debía esperar pacientemente la llegada de estos hippies del siglo XX para insuflarles toda esa potente energía multicolor. Ninguno se suele escapar de este enriquecimiento mútuo, ni los clásicos del género (Fairport Convention, Pentangle y sus bases rítmicas más jazzy, etc.) ni los ejemplos menos afortunados del mismo, como puede ser la aventura de Sandy Denny en sus Fotheringay (inmensos por otra parte cuando interpretaban los temas de Denny, menos acertados cuando ella se retiraba del primer plano).
Y este disco de los Trees, su segundo LP, es una de las obras más memorables del género. Tremendamente influenciados por los Fairport Convention y con un equilibrio en sus discos entre adaptaciones de canciones tradicionales y composiciones propias, un cuarteto de fabulosos instrumentistas acompañaban a otra de las grandes vocalistas del momento, Celia Humphris, capaz de adoptar una sorprendente cantidad de registros, como en el tema Murdoch, donde se dobla a si misma en distintos tonos.
La influencia de los Fairport es clara en las tradicionales Polly On The Shore y la inmensamente bella Geordie, donde las guitarras se vuelven oscilantes y levitativas recordándonos otras grandes influencias del grupo, aquellas que nos remiten al rock ácido de la Costa Oeste americana y sus Grateful Dead, Jefferson Airplane, Country Joe and The Fish...
Las otras versiones del disco son Soldiers Three, que abre el disco y cuyo sonido ha inspirado sin duda a mis estimados Circulus, la apropiada para bailar en el pub (y donde Celia adopta otro increible registro vocal) Little Sadie y Streets Of Derry, otro perfecto ejemplo de amalgama de folk y rock californiano.
La extensa Sally Free And Easy, de diez minutos, incluye piano, inusual instrumento en el folk rock, y le sigue la épica Fool, de letra memorable interpretada por unas extrañas voces femeninas (Celia de nuevo) a las que les responde una guitarra que aparece de la nada, desde lejanos tiempos o lugares... una canción mágica. While The Iron Is Hot es otra magnífica canción con un inicio de folk medieval acústico con una maravillosa arpa en el que de improviso irrumpe un ritmo atronador, la electricidad del rock, un momento jubiloso y de los más enérgicos que puedes encontrar en disco.
Con misteriosa portada de Storm Thorgesen, de los omnipresentes en la década de los 70 Hipgnosis, es un disco sensacional, evocador e innovador al mismo tiempo, mágico, entrañable y épico, y más que recomendado.
Las otras versiones del disco son Soldiers Three, que abre el disco y cuyo sonido ha inspirado sin duda a mis estimados Circulus, la apropiada para bailar en el pub (y donde Celia adopta otro increible registro vocal) Little Sadie y Streets Of Derry, otro perfecto ejemplo de amalgama de folk y rock californiano.
La extensa Sally Free And Easy, de diez minutos, incluye piano, inusual instrumento en el folk rock, y le sigue la épica Fool, de letra memorable interpretada por unas extrañas voces femeninas (Celia de nuevo) a las que les responde una guitarra que aparece de la nada, desde lejanos tiempos o lugares... una canción mágica. While The Iron Is Hot es otra magnífica canción con un inicio de folk medieval acústico con una maravillosa arpa en el que de improviso irrumpe un ritmo atronador, la electricidad del rock, un momento jubiloso y de los más enérgicos que puedes encontrar en disco.
Con misteriosa portada de Storm Thorgesen, de los omnipresentes en la década de los 70 Hipgnosis, es un disco sensacional, evocador e innovador al mismo tiempo, mágico, entrañable y épico, y más que recomendado.
David
3 comentarios:
Buenisisisimos!!!
En casi una linea similar....Justine(reeditado en Sunbeam) o los 3 discos de Dando Shaft(diferentes sellos)también se dejan amar.
No conozco esos discos, los buscaré... y si el de Justine está reeditado por Sunbeam, promete! Gracias por las recomendaciones!
El de Justine promete. Muchisimo. Folk inglés con unos toques buenos de West Coast. Y Dando Shaft almenos los dos primeros muy buenos. Similares a Spirogyra, Fairport Convention, The Trees...
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