THE FOUNDATIONS: From The Foundations (PYE, 1967; reedición en cd por Sequel Records, 1998)
Fascinante el mundillo musical inglés de los últimos años 60, en el que convivían las propuestas más underground y vanguardistas con aquellas destinadas a luchar por entrar en las listas de éxitos y aparecer en Top of the Pops, una comercialidad en la que en muchas ocasiones, y a diferencia de lo que ha sucedido en posteriores décadas, habían muchos ejemplos de gran calidad, fijándose en sonidos y géneros musicales de enjundia como en el caso que nos ocupa, el soul de los Foundations.
Inicialmente una agrupación multirracial soulera con poco recorrido en el circuito de clubs, los Foundations llamaron la atención del compositor y productor Tony Macaulay, que les consiguió un contrato con el sello PYE y les nutrió de canciones compuestas por él y por su colaborador John Macleod. Su primer single, Baby, Now That I've Found You, fue un inesperado número 1 en noviembre de 1967 impulsado por el apoyo de la recientemente inaugurada Radio 1, y reflejaba que los gustos de la mayoría estaban dispuestos a recibir canciones fáciles y de consumo rápido, que la nube psicodélica se estaba disipando fuera del entorno underground, que el soul volvía con fuerza tras el verano del amor y que estilos musicales como ese eran todavía (y lo seguirían siendo en la década de 1970) una fuerza poderosa en sitios como el norte de Inglaterra.
Tanto ese single como el disco de debut del grupo, FROM THE FOUNDATIONS, son claros ejemplos de la habilidad de Macaulay y Macleod para escribir piezas de pop perfecto y dirigidos como flechas a la diana del éxito comercial, conjugando estilos fácilmente asimilables y convirtiendo a los Foundations en el perfecto amalgama de pop, soul y mensajes nada amenazadores. Algo así como la respuesta inglesa al bubblegum estadounidense, una respuesta fuertemente liderada por Macaulay y Macleod durante los siguientes años con éxitos de Long John Baldry, Pickettywitch, Marmalade, Edison Lighthouse, etc. La primera impresión de Macaulay del grupo fue su poca destreza, por no llamarlos malos directamente, pero le atrajo su sonido americano y su fijación con la Motown. La grabación de ese primer single requirió de la ayuda de músicos de estudio y fue cuando se añadieron los coros que todos comprendieron que la cosa iba a funcionar. Precisamente, esos coros se convirtieron en la marca de fábrica del grupo en su primeras grabaciones, unos coros normalmente no muy entonados ni afinados, casi como los de unos parroquianos de un bar que entonan su canción favorita, pero igualmente infecciosos y simpáticos. A esa característica se le añade la pobre producción del disco, a cargo de Tony Macaulay, dando la impresión de que las canciones se registraron casi a la primera, en vivo en el estudio, sin pulirlas en exceso. Y, como colofón, la voz del cantante de Trinidad Clem Curtis, que siempre me ha parecido algo constreñida, limitada, incapaz de llegar a altos registros, creando algo de confusión en determinados momentos de las canciones en que éstos eran requeridos.
A Baby, Now That I've Found You hay que añadirles como composiciones de Macaulay y Macleod que acabaron formando parte de ese primer álbum la bonita Come Back to Me, I Can Take or Leave Your Loving, The Writing's on the Wall y la más upbeat y funky Mr. Personality Man. Por su parte Hold Me Just a Little While Longer no estaba compuesta por ellos, pero encaja a la perfección con el canon.
El resto son versiones y son en las que más se nota el escaso empeño en la producción, pudiendo llegar a adivinarse en el sonido el pedal del bombo o los de los teclados, tal es el caso de Love Is a Five Letter Word, una infecciosa lectura instrumental de Call Me de Tony Hatch, una de las más frenéticas versiones que he oido de Show Me en la que por fin Clem Curtis se libera en parte y se desgañita como buen soul man y que enlaza muy bien con Jerkin' the Dog, a la que sigue una, en parte deslabazada, A Whole New Thing.
Fascinante el mundillo musical inglés de los últimos años 60, en el que convivían las propuestas más underground y vanguardistas con aquellas destinadas a luchar por entrar en las listas de éxitos y aparecer en Top of the Pops, una comercialidad en la que en muchas ocasiones, y a diferencia de lo que ha sucedido en posteriores décadas, habían muchos ejemplos de gran calidad, fijándose en sonidos y géneros musicales de enjundia como en el caso que nos ocupa, el soul de los Foundations.
Inicialmente una agrupación multirracial soulera con poco recorrido en el circuito de clubs, los Foundations llamaron la atención del compositor y productor Tony Macaulay, que les consiguió un contrato con el sello PYE y les nutrió de canciones compuestas por él y por su colaborador John Macleod. Su primer single, Baby, Now That I've Found You, fue un inesperado número 1 en noviembre de 1967 impulsado por el apoyo de la recientemente inaugurada Radio 1, y reflejaba que los gustos de la mayoría estaban dispuestos a recibir canciones fáciles y de consumo rápido, que la nube psicodélica se estaba disipando fuera del entorno underground, que el soul volvía con fuerza tras el verano del amor y que estilos musicales como ese eran todavía (y lo seguirían siendo en la década de 1970) una fuerza poderosa en sitios como el norte de Inglaterra.
Tanto ese single como el disco de debut del grupo, FROM THE FOUNDATIONS, son claros ejemplos de la habilidad de Macaulay y Macleod para escribir piezas de pop perfecto y dirigidos como flechas a la diana del éxito comercial, conjugando estilos fácilmente asimilables y convirtiendo a los Foundations en el perfecto amalgama de pop, soul y mensajes nada amenazadores. Algo así como la respuesta inglesa al bubblegum estadounidense, una respuesta fuertemente liderada por Macaulay y Macleod durante los siguientes años con éxitos de Long John Baldry, Pickettywitch, Marmalade, Edison Lighthouse, etc. La primera impresión de Macaulay del grupo fue su poca destreza, por no llamarlos malos directamente, pero le atrajo su sonido americano y su fijación con la Motown. La grabación de ese primer single requirió de la ayuda de músicos de estudio y fue cuando se añadieron los coros que todos comprendieron que la cosa iba a funcionar. Precisamente, esos coros se convirtieron en la marca de fábrica del grupo en su primeras grabaciones, unos coros normalmente no muy entonados ni afinados, casi como los de unos parroquianos de un bar que entonan su canción favorita, pero igualmente infecciosos y simpáticos. A esa característica se le añade la pobre producción del disco, a cargo de Tony Macaulay, dando la impresión de que las canciones se registraron casi a la primera, en vivo en el estudio, sin pulirlas en exceso. Y, como colofón, la voz del cantante de Trinidad Clem Curtis, que siempre me ha parecido algo constreñida, limitada, incapaz de llegar a altos registros, creando algo de confusión en determinados momentos de las canciones en que éstos eran requeridos.
A Baby, Now That I've Found You hay que añadirles como composiciones de Macaulay y Macleod que acabaron formando parte de ese primer álbum la bonita Come Back to Me, I Can Take or Leave Your Loving, The Writing's on the Wall y la más upbeat y funky Mr. Personality Man. Por su parte Hold Me Just a Little While Longer no estaba compuesta por ellos, pero encaja a la perfección con el canon.
El resto son versiones y son en las que más se nota el escaso empeño en la producción, pudiendo llegar a adivinarse en el sonido el pedal del bombo o los de los teclados, tal es el caso de Love Is a Five Letter Word, una infecciosa lectura instrumental de Call Me de Tony Hatch, una de las más frenéticas versiones que he oido de Show Me en la que por fin Clem Curtis se libera en parte y se desgañita como buen soul man y que enlaza muy bien con Jerkin' the Dog, a la que sigue una, en parte deslabazada, A Whole New Thing.
En 1968 se publicó su siguiente single, Back on My Feet Again, de nuevo de Macaulay y Macleod y una de mis favoritas del grupo, con un potente sonido Motown, para a continuación abandonar la formación Clem Curtis y encontrar un nuevo cantante, gesticulante, joven y airado, con registros más altos y más presencia escénica, Colin Young, con el que siguieron teniendo éxitos un par de años hasta su disolución, una carrera endeble tras el abandono de Tony Macaulay como su mentor. Ambos -grupos y productor- apenas se soportaban.
Un disco divertido, de fácil escucha y esencial para entender el resurgir del soul en Inglaterra y el nacimiento de una nueva generación de grupos de pop facilón y comercial con un amplio poso soul. Un artefacto algo difícil de conseguir, pero integrado en un estupendo cd doble que incluye toda la discografía del grupo.
by David
1 comentario:
Claro que me paso! Suerte con el blog y el modzine!
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