En primer lugar, quiero dejar bien claro que esta opinión es exclusivamente mía, no la opinión generalizada de Making Time ni tiene nada que ver con la otra mitad de la redacción del fanzine.
Reconozco que mi condición física no era la mejor para tal concierto, tras un día algo ajetreado, y el concierto lo viví desde la grada, sentado, algo totalmente contraindicado para asistir a un concierto de rock (si ves el suelo del escenario en uno de estos eventos... mala cosa!). Pero eso no cambia mi opinión, y es que asistimos a un desastre que dejó muy pocos momentos paladeables.
El mito, tras unos teloneros normalotes y muy estandarizados, aterrizó en el escenario precedido por uno de sus riffs (de los pocos momentos impactantes, esa entrada tocando al mismo tiempo los primeros acordes de Roll Over Beethoven) y ya desde un primer momento quedó claro que el sonido del pabellón no iba a ser nada bueno. Si al menos ese hubiese sido el único inconveniente, hubiese dado por bien empleados los 25 euros de la entrada, pero es que Berry no parecía que estaba en buena forma, con acordes desajustados, desafinado incluso, lanzando sus solos durante todo el concierto totalmente desacorde con la banda (que era simplemente correcta; un teclista noruego, un batería francés, el hijo de Berry como guitarra rítmica y un bajista norteamericano con pinta de comedor de donuts con una camioneta a la entrada del bar de carretera), fuera de tiempo, reinterpretando sus canciones (todas de su etapa 50's) de forma peculiar y con poco gancho.
El temor de un mal concierto se acrecentó con las primeras canciones, en la que Berry se limitaba a recitar las letras de una forma no muy audible, en lugar de cantarlas, pero poco a poco se atrevió a cantar más o menos acorde a la melodía. Pero el desastre se avecinaba... a los pocos temas, se atrevió con una balada chapurreada en castellano, lo que me lleva a denunciar a esos artistas que por venir a un territorio hispanoparlante se creen en la obligación de cantar una ranchera o afín... como ya dije en otro lugar, ¡estábamos en un concierto de rock, no en el Womad!
La cosa transcurrió tambaleante hasta su final, escasamente una hora después (a pesar del mito, uno espera a estas alturas de la jugada algo más, aunque sea en la duración del concierto), cuando Berry invitó a un grupo de señoras al escenario a bailar al ritmo de la última canción, Memphis si no me equivoco, lo cual le dio al concierto el toque verbenero total. Curiosamente, los únicos momentos de claridad guitarrística de Berry transcurrieron en ese momento, sentado en un monitor, con un solo aprovechable.
Realmente esperaba mucho más. A pesar de la indiscutible edad del músico, se desea un poco más de dignidad musical. Hubiese preferido invertir esos 25 euros, por mucho mito que sea Chuck Berry, en asistir a un concierto normalote de un tipo como Roy Wood, o unos Yardbirds envejecidos. Pero ver ese tipo de gente tocando por aquí ya es mucho pedir para un sitio como éste.
by David
(Nota: la foto no se corresponde con el concierto de Tenerife)
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1 comentario:
sí, y un concierto aburrido!Parecía que se pretendía traer a un público con intenciones de ver al famoso, no al músico. Si hay que ver determinados grupos una vez en la vida, el no haber visto a Chuck no me hubiera disgustado, por supusto saliendo como salió el concierto.
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