THE BEACH BOYS: SMiLE (Capitol, 2011)
No soy un fanático obsesivo de la música de los Beach Boys, de esos que se conocen los detalles de cada grabación, las giras del grupo al dedillo, etc., solamente un apasionado de la mayoría de sus discos entre 1965 y 1971, y confieso que siempre que se hablaba del mito de su disco perdido, SMiLE, pensaba que se exageraba sobre su contenido. Ay, cuán equivocado estaba.
Muchos músicos pop de los años 60, a partir de la explosión de creatividad a partir de 1966-1967, el impacto de la psicodelia, las drogas, la asociación con otras formas de arte, etc. llegaron a creerse intelectuales y artistas, cuyas obras transcendían del mero pop y cuyo mensaje y un envoltorio basado en una experimentación más o menos arriesgada las alejaba ya para siempre de esas veleidades del mundo del pop y sus adolescentes seguidores. Seguramente, con SMiLE, el único que consiguió realmente ese objetivo, y posiblemente sin proponérselo, fue Brian Wilson. Pocas veces se puede escuchar algo tan vanguardista pero al mismo tiempo firmemente arraigado en la tradición pop que este disco. Como comentaba, no soy un experto en el mundo de Wilson y los suyos, y desconozco si el orden de las canciones y las elegidas para conformarlo era el inicialmente proyectado para SMiLE, pero esta versión editada por Capitol y EMI en 2011 puede que se le aproxime mucho. Brian Wilson introdujo conceptos realmente innovadores para sus canciones: letras opacas y no muy accesibles a cargo de Van Dyke Parks, melodías poco usuales, repetición de dichas melodías, partes vocales y fragmentos de las letras a lo largo de los temas (véase Do You Like Worms (Roll Plymouth Rock)) construidos a base de elementos ya habituales en las grabaciones del grupo como son la percusión minimalista, bajos retumbantes, uso peculiar de saxofón, oboes y clarinetes, teclados... a cargo de los mejores músicos de Los Ángeles, y nuevos elementos que le dan esa personalidad innovadora y vanguardista que otros intentaron, incluso recluyéndose en el estudio para dedicarse sólo a sus grabaciones, pero que nunca consiguieron alcanzar estas altitudes.
Hablo de un uso nada ortodoxo de la instrumentación (en otros grupos, más o menos se ceñían a los cánones establecidos del pop al fin y al cabo) e incluso la aportación de objetos no musicales o fragmentos de grabaciones plenamente integrados en la composición, como en los casos de I Wanna Be Around/Workshop, Vega-Tables, Wind Chimes o The Elements: Fire. Además, Brian Wilson tenía a su disposición su mejor arma, las voces de los Beach Boys, que aparte de la leyenda y el tópico de que estaban contra los proyectos vanguardistas de Wilson (actitud totalmente comprensible, yo también estaría aterrado si mi grupo, su fama y fortuna, se viera comprometida por esas extrañas grabaciones), aquí suenan totalmente integrados y entusiastas, emocionantes y escalofriantes sus juegos vocales en temas como Our Prayer (los cantos gregorianos para la generación hippie), la magnífica Cabin Essence (una de las mejores grabaciones del grupo), Child Is Father Of The Man o las jubilosas melodías vocales en Vega-Tables.
Una idea conceptual flota sobre todo el disco a medida que avanzan las canciones, pero múltiples mensajes pueden ser extraidos de la obra, o puede que ninguno, y solamente se trata de azarozas asociaciones de ideas en las mentes excitadas de Brian Wilson y Van Dyke Parks: la presencia de los cuatro elementos, el fuego (The Elementes: Fire), el agua (Surf's Up, aunque aquí está cogido por los pelos, más bien es entre otras cosas una oda a la juventud), el viento (Wind Chimes) y la tierra (quizá Vega-Tables), la historia de América y sus habitantes nativos, la infancia y la juventud...
No soy un fanático obsesivo de la música de los Beach Boys, de esos que se conocen los detalles de cada grabación, las giras del grupo al dedillo, etc., solamente un apasionado de la mayoría de sus discos entre 1965 y 1971, y confieso que siempre que se hablaba del mito de su disco perdido, SMiLE, pensaba que se exageraba sobre su contenido. Ay, cuán equivocado estaba.
Muchos músicos pop de los años 60, a partir de la explosión de creatividad a partir de 1966-1967, el impacto de la psicodelia, las drogas, la asociación con otras formas de arte, etc. llegaron a creerse intelectuales y artistas, cuyas obras transcendían del mero pop y cuyo mensaje y un envoltorio basado en una experimentación más o menos arriesgada las alejaba ya para siempre de esas veleidades del mundo del pop y sus adolescentes seguidores. Seguramente, con SMiLE, el único que consiguió realmente ese objetivo, y posiblemente sin proponérselo, fue Brian Wilson. Pocas veces se puede escuchar algo tan vanguardista pero al mismo tiempo firmemente arraigado en la tradición pop que este disco. Como comentaba, no soy un experto en el mundo de Wilson y los suyos, y desconozco si el orden de las canciones y las elegidas para conformarlo era el inicialmente proyectado para SMiLE, pero esta versión editada por Capitol y EMI en 2011 puede que se le aproxime mucho. Brian Wilson introdujo conceptos realmente innovadores para sus canciones: letras opacas y no muy accesibles a cargo de Van Dyke Parks, melodías poco usuales, repetición de dichas melodías, partes vocales y fragmentos de las letras a lo largo de los temas (véase Do You Like Worms (Roll Plymouth Rock)) construidos a base de elementos ya habituales en las grabaciones del grupo como son la percusión minimalista, bajos retumbantes, uso peculiar de saxofón, oboes y clarinetes, teclados... a cargo de los mejores músicos de Los Ángeles, y nuevos elementos que le dan esa personalidad innovadora y vanguardista que otros intentaron, incluso recluyéndose en el estudio para dedicarse sólo a sus grabaciones, pero que nunca consiguieron alcanzar estas altitudes.
Hablo de un uso nada ortodoxo de la instrumentación (en otros grupos, más o menos se ceñían a los cánones establecidos del pop al fin y al cabo) e incluso la aportación de objetos no musicales o fragmentos de grabaciones plenamente integrados en la composición, como en los casos de I Wanna Be Around/Workshop, Vega-Tables, Wind Chimes o The Elements: Fire. Además, Brian Wilson tenía a su disposición su mejor arma, las voces de los Beach Boys, que aparte de la leyenda y el tópico de que estaban contra los proyectos vanguardistas de Wilson (actitud totalmente comprensible, yo también estaría aterrado si mi grupo, su fama y fortuna, se viera comprometida por esas extrañas grabaciones), aquí suenan totalmente integrados y entusiastas, emocionantes y escalofriantes sus juegos vocales en temas como Our Prayer (los cantos gregorianos para la generación hippie), la magnífica Cabin Essence (una de las mejores grabaciones del grupo), Child Is Father Of The Man o las jubilosas melodías vocales en Vega-Tables.
Una idea conceptual flota sobre todo el disco a medida que avanzan las canciones, pero múltiples mensajes pueden ser extraidos de la obra, o puede que ninguno, y solamente se trata de azarozas asociaciones de ideas en las mentes excitadas de Brian Wilson y Van Dyke Parks: la presencia de los cuatro elementos, el fuego (The Elementes: Fire), el agua (Surf's Up, aunque aquí está cogido por los pelos, más bien es entre otras cosas una oda a la juventud), el viento (Wind Chimes) y la tierra (quizá Vega-Tables), la historia de América y sus habitantes nativos, la infancia y la juventud...
Además, se incluyen otras grandes joyas del cancionero del grupo, como el pop delicado de Wonderful, las conocidas Heroes And Villains y Good Vibrations en sendas versiones distintas de las editadas en single, pero que no recuerdo si son las mismas que las incluidas en el SMILEY SMILE construido a base de retazos y editado para cubrir el vacío dejado por SMiLE, no he revisado ese disco desde hace mucho, nunca me gustó, quizá siempre sentí que estaba incompleto, no era el orden natural de las cosas y ahí faltaba algo.
Y Surf's Up, la épica oda de Brian Wilson totalmente orquestada, una canción que deberían obligar en las escuelas a los niños como asignatura obligatoria, y quizá así se arreglarían muchos de los problemas de la sociedad...
SMiLE ha sido editado en múltiples formatos; mi copia es un disco doble, con abundantes retazos de las grabaciones, partes de las composiciones en fase de experimentación, melodías vocales en todo su esplendor, Surf's Up en versión de Brian Wilson sólo acompañado por el piano, además de un poster, una chapa... Una auténtica obra maestra.
David
Y Surf's Up, la épica oda de Brian Wilson totalmente orquestada, una canción que deberían obligar en las escuelas a los niños como asignatura obligatoria, y quizá así se arreglarían muchos de los problemas de la sociedad...
SMiLE ha sido editado en múltiples formatos; mi copia es un disco doble, con abundantes retazos de las grabaciones, partes de las composiciones en fase de experimentación, melodías vocales en todo su esplendor, Surf's Up en versión de Brian Wilson sólo acompañado por el piano, además de un poster, una chapa... Una auténtica obra maestra.
David
4 comentarios:
Qué buen artículo!!!
Gracias!
Yo no tengo nada de los Beach Boys y poco a poco me está picando la curiosidad de empezar a comprar algún disco. Bueno, tengo el Dennis Wilson(Pacific Ocean Blue) pero hace unos años compré un grupo super imitable a los chicos de la playa The Explorers Club que me parecieron una flipada y han editado este año un segundo disco ya por fin y son estos los culpables de acabar comprando los origenes de ellos.
He buscado cosas de The Explorers Club y ciertamente la influencia de los Beach Boys post-65 es evidente y bienvenida. Así que descubrir los discos de los Beach Boys gracias a la clarísima conexión con The Explorers Club parece lógico y loable. No dejes de investigar en los discos de Brian Wilson y los suyos, vas a disfrutar enormemente!
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