*El texto de esta entrada proviene, corregido y aumentado, de la reseña original del disco publicada en 2013 en este mismo blog.
Curioso género ese de los discos de grupo de rock en concierto con orquesta, tan pretencioso como prescindible salvo muy contados casos, y por supuesto el de Procol Harum con su disco de 1972 grabado en Canadá es de esos casos ya que, qué mejor grupo para un experimento sinfónico que los Harum y sus estructuras de canciones totalmente propicias para arreglos clásicos!
En ese sentido los Procol Harum eran los mejores en lo que hacían, pero cuando también querían demostrar que sabían rockear podían darle sopas con ondas a cualquier melenudo seguidor del demonio armado con una guitarra y una supuesta mala uva. Así que, llegados a 1971, ya era hora de sacar el correspondiente disco en directo del grupo, cosa muy en boga en aquellos años. Y los Harum, que ya de por sí eran unos leones en el escenario como quinteto, decidieron que la épica y la gravedad de su música merecía ser respaldada por un acompañamiento clásico, toda una orquesta con coros incluidos.
Curiosamente el grupo se fue a grabar este experimento a Edmonton, Canadá, y Gary Brooker y los suyos, armados con sus instrumentos, su repertorio y arreglos orquestales escritos por el propio Brooker crearon una obra encomiable, con nuevos fichajes que convertían al grupo de nuevo en un sexteto: el eficiente Dave Ball a la guitarra, un tipo de más que remarcable parecido físico en esos momentos con Roger Waters y que provenía del grupo Big Bertha para sustituir a Robin Trower, y Alan Cartwright al bajo, que liberaba a Chris Copping para que se ocupara solamente del órgano. Junto a Brooker y a ellos, por supuesto los imprescindibles B.J. Wilson a la batería y Keith Reid a las letras e iluminación (espiritual e intelectual). De las nuevas incorporaciones Cartwright fue el que prosperó en los Harum ya que ésta es la única grabación de Dave Ball con el grupo.
Ball, Brooker, Reid, Copping, Cartwright y Wilson |
De su increíble colección de canciones (ya llevaban cinco LPs en ese momento) escogieron, sorprendentemente, unas pocas y en algunos casos no de las más reconocibles, pero seguramente Brooker consideró que serían las que mejor empastarían con los arreglos orquestales. Y en la mayoría de los casos es así, como en los casos de su binomio de canciones marineras, A Salty Dog y Whaling Stories así como en su suite progresiva In Held 'Twas I, en la definitiva versión de la misma y mucho mejor que la del LP de estudio donde apareció, SHINE ON BRIGHTLY (1968), quizá gracias al sonido orgánico, lleno de profundidad del disco. La grabación transmite que estamos presentes en el teatro donde se grabó asistiendo a algo muy magno, la orquesta y coros suenan en un segundo aunque poderoso plano, mientras que la batería del ENORME B.J. Wilson se une a esa profundidad con un sonido bastante cavernoso, algo que no sucede con los instrumentos eléctricos. En todo caso, Wilson se luce en Conquistador al igual que Dave Ball a la guitarra que emerge furiosamente aquí y allá emulando a la perfección a su predecesor. Completa el disco original All This And More de su A SALTY DOG (1969).
Los Harum en el teatro |
Este LIVE se convirtió en el LP más vendido del grupo en Norteamérica, muy por encima de sus discos anteriores, y eso que tuvieron las narices de obviar del repertorio sus clásicos hits, como A Whiter Shade Of Pale e incluso Homburg, a la que unos arreglos orquestales le hubiesen encajado a la perfección. Tal es el nivel de la grabación y de Procol Harum en este disco que incluso su viejo Conquistador se convirtió en un single muy popular y con muchas ediciones internacionales, acompañada en algunos de ellos por Luskus Delph en la cara B, originalmente del BROKEN BARRICADES (1971), que disfruta de unos arreglos bellísimos protagonizados por trompa y el órgano de Chris Copping, y que seguramente estaba destinada a aparecer en el álbum original, recuperada como bonus en ediciones del LIVE en CD junto a la furibunda Simple Sister, registrada en los ensayos y arreglada muy ligeramente a base de la sección de vientos de la orquesta, y la inmortal y bellísima Shine On Brightly, aunque no está a la altura dramática de su versión en estudio.
Haber estado allí y haber presenciado el concierto debía de haber sido toda una experiencia. Desde los primeros momentos, en los que el grupo toma asiento antes de atacar el primer tema, con chiste incluido, hasta los momentos mágicos de A Salty Dog donde se puede apreciar los efectos especiales que el grupo incorporó a este directo, un sistema de sonido cuadrafónico que distribuía por toda la sala sonidos de gaviotas que parecían volar sobre las cabezas de los 3000 asistente. Todo muy mágico, muy intenso, muy profundo a la par que entretenido. Todo muy propio de Procol Harum.
David
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