viernes, 8 de abril de 2022

PROCOL HARUM EN 1969: TODO ÉSTO Y MÁS

El año 1969 sería tumultuoso para Procol Harum: conseguirían su mayor éxito hasta el momento en Gran Bretaña en cuanto a elepés pero A SALTY DOG sería el último con la formación más estable del grupo hasta el momento y para cuando llegase el final del año su alineación sería bastante distinta, e iría señalando el camino para la salida de Robin Trower del grupo cuyas diferencias musicales con el núcleo de Gary Brooker, Keith Reid y B.J. Wilson se irían agudizando. Y quizá no tan musicales, ya que debido a asuntos personales del guitarrista Procol Harum no pudo participar en el festival de Woodstock, lo que hubiese dado a los Harum un reconocimiento global y perdurable por décadas, no necesario para los degustadores de su música pero sí para el público en general.
Personalmente, durante bastante tiempo A SALTY DOG era el disco que menos escuchaba del clásico cuarteto inicial del grupo, y es que el arranque con un ritmo tan pausado y esa orquestación y la colección de canciones me parecían menos atractivos que los discos precedentes, pero entendedme, era un joven ávido de sensaciones rápidas, guitarras y energía, y con la edad he llegado a apreciar la belleza del LP en su justa, y merecida, medida.
A Salty Dog, la canción, ya pone sobre la mesa la temática náutica que sobrevuela buena parte de las canciones, y ese ambiente entre melancólico y misterioso del mar y sus navegantes cala mejor en audiencias más maduras; además, soy isleño, aunque del sur, y no puedo imaginar nada más bucólico que la vida en un pequeño pueblo marinero de Escocia o Irlanda. La entregada voz de Brooker, el piano y la orquestación sólo pueden elevar la pieza a cotas de belleza que dejan en evidencia a grupos con similares posicionamientos como los Moody Blues. Había nacido una de esas canciones icónicas de la década lanzada como single con Lone Gone Geek como cara B y no incluida en el LP, un blues rock con mucho groove.
The Milk of Human Kindness está guiada por la guitarra y el piano de saloon de Brooker, con la letra de Reid aludiendo a Macbeth en el título en una pieza musicalmente más cercana a sonidos norteamericanos como los de The Band, mientras que  Too Much Between Us es una intimista y delicada composición que me recuerda a los inicios folk de Gerry Rafferty, y es una de las cinco canciones sin voz principal de Gary Brooker, cosa que le resta cierta cohesión y calidad al disco en ese aspecto; la voz de Brooker era algo demasiado bueno para dejarlo fuera.
Matthew Fisher cantaba en Too Much Between Us y produjo el disco, siendo quizá la mejor producción hasta el momento para el grupo en canciones como ésta y A Salty Dog, aunque suene algo apagada The Devil Came From Kansas aunque eleva la intensidad sonora del LP aunque no la velocidad, y es que el tempo no terminaba de arrancar hasta ese momento y da paso a Boredom para cerrar la cara 1, sencillamente una de mis canciones favoritas de Procol Harum de las que se salen de su canon más establecido y con la que me contradigo lo expuesto un poco más arriba, y es que tiene como vocalista a Fisher. Instrumentación casi acústica, bongos, campanillas y marimba que le dan cierto aire antillano, sencilla pero encantadora, y cuando entra el piano y coros en el estribillo y luego la guitarra, surge la magia.
Aparte de mayor variedad en cuanto a los contribuyentes a las voces principales este LP también se caracteriza por mayor variedad en cuanto a compositores, con Robin Trower aportando dos piezas junto al letrista Keith Reid, siendo la primera el blues desnudo de Juicy John Pink y Crucifiction Lane la segunda en la que también canta, con ciertas reminiscencias a los Beatles de finales de la década, y de la que perfectamente John Lennon pudo haber tomado "prestada" la melodía para su God! 
Matthew Fisher, por su parte, aporta Wreck of The Hesperus, epicidad naval con acompañamiento orquestal de lujo aunque la producción quede un poco apagada, así como la voz del propio Fisher, carente de la personalidad de la de Brooker, y el solemne himno que cierra el disco, Pilgrim's Progress, auténtico sonido Harum, y una especie de puesta al día de Repent Walpurgis del primer disco pero con letra. Antes, tenemos la única aportación del clásico dúo Brooker/Reid de esta cara del disco,  All This And More, magnífico rock progresivo de intensidad creciente en los estribillos y delicada coda de altísimo nivel musical.
Pese a la buena acogida al disco y sus giras continuas A SALTY DOG marca el fin de una etapa para Procol Harum, ya que tras su publicación abandonaron el bajista David Knights y el propio Matthew Fisher, responsable de una parte importantísima del sonido del grupo con su Hammond. ¿Qué depararía 1970 al grupo, un declive o un renacer a partir de estos momentos turbulentos? ¡Lo veremos en la cuarta entrega dedicada a Procol Harum!
David
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