Esa extraña sensación de pérdida que afecta personalmente por alguien al que no se ha conocido personalmente pero que a nivel emocional ha formado parte de la trayectoria de uno gracias a su obra musical, y que provoca que se le tenga estima, incluso cariño, a decenas, centenares de desconocidos, me sacudió este pasado domingo cuando me enteré del fallecimiento de Walter Becker.
El cofundador de los majestuosos Steely Dan junto a Donald Fagen, bajista y guitarrista, productor y escritor junto a Fagen de los grandes momentos del grupo, la mitad del alma de tan formidable proyecto musical de, afortunadamente largo recorrido pese a las interrupciones, nos dejó a los 67 años. La sensación de pérdida como algo personal en este caso es aún mayor dada la peculiar, siempre estrecha y devota relación de los fans con Steely Dan.
Poco se puede aportar más sobre la magnificencia del pop de amplias miras contenido en sus primeros cinco discos entre 1972 y 1976, y de su establecimiento como los más finos representantes del jazz rock a partir de AJA (1977), tan solo dar las gracias a Walter Becker por su talento desplegado en todas esas grabaciones. De su creación musical dan buena cuenta las excelentes biografías del grupo de Brian Sweet y, en castellano, la de Txus Iglesias.
Gracias por todo y hasta la vista, Mr. Becker.
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